Porque me dio ganas. ¿Y qué?

Si hay algo que caracteriza a nuestra generación con respecto al consumo de música a diferenciación de las anteriores es la facilidad de recursos para obtener lo que queremos, cuando lo queremos. Y eso trae como consecuencia que al final no terminamos valorando lo que se merece aquel disco que estuvimos buscando en las bateas de las disquerías y preguntando si nos lo podían traer por pedido especial. Esas cosas ya no existen. Si queremos algo, luego de 2 clicks lo tenemos; por mas excéntrico que sea, la globalización hace posible esta maravilla (o no tanto). Y ni que hablar de los costos. Antes hubiéramos pagado una fortuna por aquel "inconseguible". Hoy no estamos dispuestos ni siquiera a pagar el valor de un disco común y corriente por aquel que no se encuentra fácil. "Si lo bajo de Internet con tapa y todo. Sólo me cuesta el valor del CD virgen"
Y es así como sin darnos cuenta, nuestras "discografías" crecen a dimensiones antes ni soñadas. Tenemos cosas que nunca escuchamos y que probablemente nos alcance con el sólo hecho de saber que las tenemos para reconfortarnos y saber que "si alguna vez lo quiero escuchar, ya sé que lo tengo". Y por consiguiente tenemos muchisimas cosas que ni siquiera nos interesan y cosas que a veces hasta insultamos por lo ordinarias que son. Así es como surgen los caprichos musicales, y pasamos de escuchar un disco como obra completa a sólo tomar aquel fragmento que más nos place en el momento. Y esto da lugar a tener una lista de temas a escuchar que pasen sin aviso previo de un jazz complejo a un pop archicomercial y luego a un rock psicodélico, pasando por un track de ambient minimalista. Simplemente porque así sentimos deseo de hacerlo en ese momento.
No digo que la forma clásica de escuchar música haya desaparecido. Claro que seguimos escuchando discos enteros como una obra y claro que de vez en cuando es lindo tener el booklet original del disco y ese "olorcito a nuevo", pero la realidad es que nuestra generación tiende a tener estos "caprichos musicales" sin necesidad de buscarles explicación alguna. "Me dió ganas, lo conseguí y ahora lo escucho. Si no lo quiero, lo borro, y qué? Y si mañana lo quiero de nuevo, lo vuelvo a conseguir" (Todo a costo CERO).
Y hoy, ahora, yo tengo un capricho musical que probablemente no cumpla con absolutamente ningún requisito para ser considerado como "respetable" por mis propios estándares. Y me saco el gusto; sólo porque puedo. Y si mañana no me interesa más poseerlo, me deshago de él. ¿Y qué?

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